Ricardo Aldrey, cuatro décadas de amor por el baloncesto

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Foto: La Voz de Galicia

Aldrey. Un apellido que es, también, sinónimo de baloncesto. Al menos en Galicia, donde ambos términos conforman una simbiosis inseparable.

Santiago de Compostela y Ferrol. Las dos ciudades en las que Ricardo Aldrey se labró un nombre. En la primera nació y debutó como profesional en las filas del Obradoiro. En la segunda, escribió su legado como jugador del mítico OAR Ferrol y actualmente ejerce como entrenador del BAXI Ferrol de la Liga Día junto a Sandra Prieto. Cuatro décadas dedicadas al mundo de la canasta, del que es un enamorado.

Foto: BAXI Ferrol

«Yo nací en el Obradoiro», reconoce, tajante, nuestro protagonista. A dos bandas entre el fútbol y el baloncesto, la canasta terminó siendo su refugio en el colegio la Inmaculada, desde donde daría el salto al Obradoiro para disputar la Liga Nacional en 1982 con apenas 17 años.

«Veía la capacidad visual de bases como Corbalán o Cabrera y me fijaba en otros como Pirulo, Pepe Conde, Abejón, Domínguez y Delibasic…». En 1987, tras un lustro de crecimiento en la capital gallega, firma por el OAR Ferrol y se suma a un proyecto ilusionante que afrontaba su segundo curso en la élite del baloncesto patrio.

Aldrey formó una pareja inolvidable junto a Manolo Aller y destacó junto a otros nombres del calibre de Anicet Lavodrama, Alberto Abalde, Miguel Piñeiro o Miguel Ángel Loureiro. Y por muy poco no coincidió con auténticas leyendas de la ACB como Nate Davis u Otis Howard. En A Malata, todavía recuerdan su nombre y el de todos ellos.

En la cancha ferrolana acumuló siete temporadas hasta la desaparición del club en 1994, tras lo cual continuaría su carrera en Girona, Andorra y, nuevamente, en Ferrol, en el Abeconsa, en LEB. Sin embargo, la nostalgia de aquella época en el norte de Galicia no se ha borrado de su mente.

«Claro que siento nostalgia», reconocería en una entrevista al Correo Gallego. «El OAR desapareció en Ferrol en el año 94 y a día de hoy todavía encuentro gente que me recuerda aquellos tiempos, incluso me paran desconocidos por la calle para decírmelo. A veces pienso que es increíble lo que hemos dejado escapar y siento envidia sana al ver otras ciudades con sus equipos en la máxima categoría profesional. Los veteranos cuando nos juntamos siempre comentamos lo mismo e incluso nos da pena recordar lo que teníamos. Si el OAR no hubiese desaparecido hoy no cabría la afición en el pabellón de A Malata, ya se habría hecho otro y habría peleas para entrar a ver los partidos.»

Un testigo que, de momento, ha recogido el BAXI Ferrol en Liga Día. Ferrol y baloncesto. Baloncesto y Ferrol. Uno no se entiende sin el otro.