Primer paso del rugby para «volver a ser lo que es», un deporte de contacto

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     Madrid, 27 mayo.- La Federación Española de Rugby ha dado el primer paso, con la creación de un grupo de trabajo y la publicación de una guía de recomendaciones, para que su disciplina «vuelva a ser lo que es», un deporte de contacto en el que los jugadores puedan sentirse seguros, también ante la COVID. Pero la vacuna o el tratamiento para la enfermedad son, a la larga, la gran esperanza.
    Con los internacionales entrenando ya en los Centros de Alto Rendimiento, «se hacía necesaria una guía para que no se sintieran huérfanos» porque, ante la pandemia, el rugby «tiene el mismo despiste que todo el mundo», indicó a EFE el vicepresidente Juan José García Luna.
    El manual preparado por la Federación, basado en las recomendaciones de su Comisión Médica y que también puede aplicarse a las competiciones de clubes -«aunque estos dependen de la apertura de las instalaciones, que a su vez dependen de los ayuntamientos o las universidades»-, contempla una batería de medidas para garantizar, en la medida de lo posible, que los jugadores y personal que participen en entrenamientos y partidos no puedan contagiar ni contraer la COVID.
    Foto: Miguel Leguey.
    Pero los partidos, cuando vuelvan, ¿seguirán disputándose como hasta ahora? «Yo creo que sí…», dijo García Luna, «si aparece una vacuna o tratamiento». «Esa es mi esperanza como ciudadano, no como experto. Mi esperanza es que el rugby siga siendo lo que es cuando haya tratamiento. Lo que no sabemos es cuándo», insistió. El directivo recordó que World Rugby, la federación mundial, ha aludido a la posibilidad de «estudiar el rugby sin melés». «Lo veo fácil para las escuelas, pero en el primer nivel la melé es una de las jugadas más importantes del rugby. Todo tiene contacto, en actividad o en estático. Un placaje también es contacto», destacó.
    A partir de ahora todos los clubes deben tener un coordinador COVID-19 al que los jugadores han de entregar antes de la vuelta a la actividad un escrito en el que se declaren, «hasta su mejor y leal saber y entender», libres de la enfermedad. Los reconocimientos médicos, con test PCR o de anticuerpos solo a aquellos jugadores con sospecha de infección o con contactos cercanos; el control diario de temperatura y otros síntomas antes de cada entrenamiento; el uso de material individual y las habitaciones también individuales en los viajes; la «limpieza a fondo» de las instalaciones antes y después de cada práctica o partido son medidas que recomienda la guía del rugby.
    También se detalla el «personal esencial» en un partido, que asciende a 83-90 personas, según se transmita por ‘streaming’ o por televisión. La guía se basa en sus principios fundamentales en la publicada por World Rugby, que incluye una afirmación evidente: «El rugby es un deporte de contacto. Para entrenar plenamente y jugar partidos se requiere un contacto físico cercano e intermitente (…). Por lo tanto, si un compañero o un rival en un partido reciente desarrolla una infección, es probable que todos sus compañeros sean contactos cercanos y requieran aislamiento y tests».
    El riesgo, añade, «se manejará limitando el acceso de personas ajenas al equipo a las instalaciones de entrenamiento». Una vez en el campo, «se debe evitar por completo dar la mano, aplaudir, abrazar y festejar o llorar grupalmente». Con los jugadores de club pendientes de las decisiones de las autoridades sanitarias y de la apertura de instalaciones, para la Federación Española «la mayor preocupación» ahora son «las escuelas y los pequeños», indicó el vicepresidente. «Esta situación nos impone a todos», admitió García Luna. «Esto es un deporte de contacto y hay que cumplir las directrices, pero también incentivar para que los jugadores no cambien de deporte.
    Que ellos y sus familias sepan que sigue siendo un deporte seguro y que la federación tiene una reglamentación para el rugby escolar y de iniciación que es sin contacto, con una cinta unida con velcro al cinturón», recordó García Luna sobre esta modalidad educativa pensada para los patios de colegio, en los que no hay hierba. «Nos parece importantísimo aplicar los principios del rugby cinta y sin contacto, vamos a desarrollar esta modalidad para las escuelas. Y a hacer una campaña para concienciar que el rugby es un deporte seguro», incidió.
    El rugby cinta, que se practica hasta las categorías sub-12, se podría ampliar en esta situación excepcional incluso hasta la sub-16, apuntó García Luna. EFE