Obradoiro 70-68 Murcia || Épica victoria en la prórroga y sobre la bocina

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Ficha Técnica
Monbus Obradoiro 70: Sàbat (8), Thomas (15), Bendzius (11), Radovic (13), Pustovyi (17) – quinteto inicial – Simons (0), Llovet (0), Spires (6), Navarro (0), Corbacho (0), Pozas (0) y Laksa (0)

UCAM Murcia 68: Hannah (5), Oleson (13), Rojas (1), Soko (18), Delía (1) – quinteto inicial – Urtasun (0), Martín (0), Antelo (5), Benite (16), Kloof (9), Tumba (0) y Lukovic (0):

Parciales: 13-6, 9-20, 19-18, 16-13 y 13-11.

Árbitros: J. A. Martín Bertrán, Fernando Calatrava y Esperanza Mendoza. Eliminaron por faltas a Eimantas Bendzius y Pepe Pozas, del Monbus Obradoiro, y a Sadiel Rojas, del UCAM Murcia.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 20 de la Liga Endesa, disputado en el Multiusos Fontes do Sar ante 4.786 espectadores.

 

El Monbus Obradoiro hizo explotar Sar con una victoria épica en la prórroga después de una batalla colosal contra el UCAM Murcia. Matt Thomas se inventó un tiro donde no había espacio y anotó. El americano, haciendo honor a su apodo, «The Iceman», decantó el partido y brindó la décima victoria de la temporada al Monbus Obradoiro.

Fue un partido tremendamente reñido. Una guerra de guerrillas disputado en  las trincheras. Para avanzar un mtero cada equipo tenía que minimizar las virtudes del rival. Las defensas se impusieron a los ataques hasta que apareció Thomas, sobre la bocina, para elevarse en el cielo de Santiago y descerrajar el aro murciano con un lanzamiento imposible. El Monbus Obradoiro tiró de épica para cantar victoria por décima vez en lo que va de curso.

Los focos recaerán en Thomas: el escolta americano anotó 15 puntos, tres triples, y recibió siete faltas. En un partido trabado, muy disputado, en el que saltaron chispas en cada acción, las selectivas apariciones de Matt descosieron al Murcia. Sin embargo, no fue el mejor jugador del partido. Mejor que él rindieron las torres gallegas Radovic y Pustovyi.

El ala pívot montenegrino, con pasado murciano, se echó al equipo a sus espaldas en los momentos de zozbra, dio un puñetazo encima de la mesa y derrochó carácter hasta terminar extenuado. La imagen de Radovic en el vestuario lo decía todo. Molido y agotado, sentado en el suelo y apoyado en la pared, solo le quedaban fuerzas para decir: «no podía correr más». Después de 31 minutos dejándose la piel sobre la cancha, Nemanja acabó con 13 puntos, 13 rebotes y 19 de valoración.

El otro gran protagonista fue Artem Pustovyi, inmenso en la pintura, intimidador en defensa. El ucraniano batió el récord de tapones del Monbus Obradoiro: hasta en seis ocasiones bloqueó los tiros de los pepineros. Además añadió 17 puntos y seis rebotes para 24 de valoración. El fenomenal partido de Pustovyi le valió ser el MVP de la contienda.

El UCAM Murcia, que planteó un duelo muy intenso, completó la solidez defensiva con una buena actuación en la parcela ofensiva del veterano Brad Oleson (13 puntos y 11 de valoración), el capitán Vitor Benite (16 puntos y 17 de valoración) y el potetnte Ovie Soko, contundente cerca del aro y también inspirado desde lejos (18 puntos, 11 rebotes y 20 de valoración).

Desde el minuto 1 hasta el 45 el partido fue una guerra. Un calco del partido de ida, en Murcia. Y como tal, el final también due idéntico: el Monbus Obradoiro batió sobre la bocina a los de Ibon Navarro. Si en noviemmbre el héroe fue David Navarro, con un mate colosal, esta noche el héroe fue Matt Thomas, que dinamitó a los murcianos sobre la bocina con un tiro imposible.

Ya desde el arranque impusieron su ley las defensas: Pustovyi taponaba de forma indistinta a cualquier atacante murciano que se atreviera a pisar la zona santiaguesa.  En ataque el que mandaba era Bendzius, inteligente para sacar las faltas y superar al pegajoso Rojas. El lituano anotó seis puntos practicamente consecutivos. El Monbus Obradoiro triangulaba bien y circulaba con precisión el balón, sin apenas errores, pero anotar costaba horrores.

Lo mismo le sucedía al Murcia, apoyado en Oleson, capaz de crear ventajas gracias a su calidad y potencia física. Durante el primer cuarto el Monbus Obradoiro solo permitió seis puntos al combinado murciano (13-6).

La dinámica continuó siendo la misma en el segundo cuarto y eso que pareció animarse con un alley oop de Pustovyi y el intercambio triplista de Thomas, Benite y Kloff. Fue un espejismo. Pronto se volvió a enfangar la contienda. Mucho contacto, muchos golpes. Cada bloqueo hacía saltar las chispas. Los espacios eran mínimos. Apenas había opciones para los tiradores gallegos y murcianos.

Sar sufría y se mordía las uñas al tiempo que obradoiristas y pepineros fallaban y fallaban. Cada canasta fue muy trabajada. En ese escenario, apareció Antelo, abriendo espacios con un triple y volteando el marcador desde el tiro libre. La dinámica del UCAM era mejor que la de los locales, y eso permitió a los visitantes llegar con una pírrica ventaja al tiempo de descanso. Cuatro puntos que son un botín escaso pero que parecían un mundo en un partido tan reñido, tan apretado (22-26).

La bronca no se redujo en el segundo tiempo. Antes al contrario. Siguió muy reñido.El Monbus Obradoiro remó contracorriente, asfixiado por las faltas, con sus mejores hombres cargados muy pronto. Bendzius y Radovic no se dejaron amedrentar. En un partido de garra y coraje se movieron como peces en el agua. Se fajaron en batallas interiores y dañaron el entramado defensivo dibujado por Ibon Navarro.

Al Monbus Obradoiro le dieron alegría dos triples de Sàbat, una suerte practicamente inédita durante los 25 minutos anteriores: solo una vez acertó durante la primera mitad el cuadro local desde más allá del 6’75. La guerra se libraba en las zonas.

A los aciertos de Sàbat replicó el capitán Benite, por fuera y también por dentro, lanzándose contra la defensa gallega. Él y Soko fueron los más inspirados, los más acertados para aprovechar las pequeñas concesiones que hacía la retaguardia (41-44).

El Monbus Obradoiro mejoró de forma ostensible durante los primeros compases del asalto definitivo, y con un parcial de salida de 10-0 amenazó con fugarse en el marcador. Siguió defendiendo de forma espléndida el equipo de Moncho Fernández, que durante esos instantes encontró el acierto de Thomas, con dos triples, y de Nick Spires, acertado cerca del aro. Solo las faltas dieron aire al UCAM Murcia.

No en vano, al tercer minuto de juego los gallegos ya estaban en bonus. Lo aprovechó el cuadro pepinero, que recibió cada visita a la línea de personal como bombas de oxígeno. Cada punto, sufrido y sudado, daba vida a los visitantes. Y con ese goteo se pusieron a rebufo del Monbus Obradoiro. El final iba a ser dramático.

El Monbus Obradoiro se resistió y se defendió como buenamente pudo. Pozas, después de un esfuerzo titánico, acabó expulsado por faltas. Bailaron al son del malagueño los obradoiristas, perseguido por los defensores murcianos que castigaron el maltrecho hombro del base en cada balón dividido.

El aguijonazo final lo dio Hannah, en una jugada con muchos rebotes ofensivos para el UCAM y bien defendida por el Monbus Obradoiro. Sin embargo, el base acertó punteado por Sàbat desde la esquina y mandó el partido a la prórroga (57-57).

Radovic se convirtió en la referencia ofensiva del Monbus Obradoiro, ora con un gancho, ora con un triple, mientras Bendzius y Rojas tenían que ver el final desde el banquillo eliminados por faltas. Salió mejor parado del carrusel de tiros libres el UCAM Murcia, que volvió a empatar el partido a falta de quince segundos.

Quince segundos. Un suspiro en la vida, una eternidad en baloncesto, más en un partido como el disputado en el Fontes do Sar entre Monbus Obradoiro y UCAM Murcia. Y recibió Thomas. El Hombre de Hielo asumió la responsabilidad. Botó, encaró, bailó y retó a Brad Oleson. No había espacios. Tuvo que buscar otra solución. Se fue hacia adentro y se paró. Entonces, se detuvo el tiempo. Matt se elevó, cargó el brazo. Sar contuvo la respiración. Y entonces soltó el brazo, liberó el balón que describió una parábola perfecta. Bajó con nieve y entró con delicadeza en el aro murciano.

Explotó Sar. Explotó el banquillo del Monbus Obradoiro. Todos se fueron a por Thomas. Una piña alrededor del héroe gallego, del hombre que decantó el partido y brindó al Monbus Obradoiro la victoria diez de la temporada. Bailó Pustovyi. Lo celebró con rabia cada jugador y liberó tensión el Fontes do Sar. El factor Caldeira volvió a ser clave para un nuevo triunfo.

Dos semanas sin baloncesto, por la Copa del Rey y por los compromisos internacionales, antes del próximo compromiso del Monbus Obradoiro. Será en casa, con su gente, frente al Montakit Fuenlabrada. Y con la moral por las nubes después de una victoria épica en una batalla colosal.

Íñigo Caínzos – Obradoiro CAB

Foto: Xaime Cortizo