Blanca Millán respira baloncesto. Un baloncesto de muchos quilates. Tras formarse en las categorías inferiores del Baloncesto Peleteiro, la jugadora compostelana hizo las maletas rumbo a la Universidad de Maine, donde su evolución ha sido espectacular.
En la NCAA, Blanca está completando su tercera temporada y las distinciones individuales y logros colectivos se amontonan en su despensa particular. Recientemente, las Black Bears han vuelto a proclamarse campeones de temporada regular de la American East Conference y se encuentran en plena lucha por conquistar el campeonato y ganarse una plaza en la gran cita anual: el March Madness.
A nivel individual, el curso no ha podido ser mejor para ella: Mejor Jugadora de la American East Conference, Mejor Defensora e integrante del Mejor Quinteto y Mejor Quinteto Defensivo.
En Galicia Deportiva hemos podido charlar con Blanca Millán, una de las grandes promesas del baloncesto femenino español.
Galicia Deportiva: Mejor jugadora de la American East Conference, Mejor Defensora y componente del mejor quinteto y mejor quinteto defensivo ¿Qué más se le puede pedir a tu temporada?
Blanca Millán: Te olvidas de lo más importante, somos campeonas de la liga regular y le pedimos a la temporada, volver a ganar el anillo y avanzar más en el March Madness. Los títulos individuales son estupendos pero lo mejor es el equipo, sumar con tus compañeras, eso si es una buena temporada.
G.D.: Iniciaste tu aventura en la NCAA hace tres temporadas tras formarte en Peleteiro ¿esperabas alcanzar todos estos logros? ¿En qué ha cambiado Blanca Millán, personal y deportivamente, desde entonces?
B.M.: No, desde luego que no, ni imaginaba llegar donde estoy. Solo esperaba aprender, entrenar a nivel alto, crecer como jugadora y deseaba jugar, nada más y eso era mucho porque no todo el mundo que viene juega el primer año. He madurado como jugadora y como persona, he aprendido a esforzarme y sufrir más, a tomar mejores decisiones en el campo, he mejorado físicamente y a nivel técnico en muchos aspectos. También a nivel personal he cambiado, creo que soy más fuerte y más independiente.
G.D.: Comenzaste en Maine junto a Laia Solé y Naira Cáceres en una plantilla muy ‘europeizada’ ¿Fue este aspecto clave para unirte a esta universidad? ¿Notas mayor cercanía al baloncesto europeo en Maine o las diferencias son muy latentes?
B.M.: No, cuando me comprometí con Maine no sabía que Laia y Naira también estaban hablando con el equipo aunque fue estupendo compartir el primer año con ellas, lo diré hasta cansarme, fueron mi mayor apoyo. Pero no, realmente, ese no fue el motivo. Escogí Maine porque era un campus pequeño, no me veía viviendo en una ciudad enorme pero también porque había un equilibrio entre lo académico y lo deportivo y además, me pareció que podía encajar en su filosofía de juego y tener minutos en un equipo ganador antes de nuestra llegada, lo que nos exigía con ocho rookies un gran esfuerzo y todo eso, lo hacía muy interesante. No, no jugamos parecido a Europa, aquí es más físico, más rápido menos elaborado no tan táctico como ahí.

G.D.: ¿Cómo es tu día a día?
B.M.: Todo mi tiempo se reparte entre clases y entrenamientos cuando estamos en el campus. Alternamos gimnasio y clases por las mañanas y por las tardes pista, trabajo individual, sesiones de tiro… al final del día tenemos un rato para estudiar. Me levanto muy temprano pero también me acuesto antes de lo que lo hago en España. Durante la temporada, viajamos mucho y en ocasiones, nos pasamos una semana fuera lo que implica viajes, hoteles, entrenamientos en las ciudades donde jugamos, partidos y vuelta a casa. Cuando tenemos tiempo libre, nos vamos a cenar o vemos partidos todas juntas.
G.D.: Has sido una de las sensaciones de la temporada y la WNBA no es ajena a tus logros. Imagino que tu sueño apunta directamente allí, ¿no es así?
B.M.: Hemos hecho una buena temporada, perdiendo solo un partido y he ayudado al equipo en todo lo posible pero como sabéis, hay muchas jugadoras excepcionales en la NCAA de equipos mucho más potentes que el mío y seguramente, la WNBA se fije en ellas, pero eso no impide que pueda soñar con llegar ahí. Lo he dicho muchas veces, quiero seguir jugando, esforzándome, trabajando muy duro y lo que tenga que venir vendrá, si algún día llego a la WNBA será genial, pero si consigo seguir jugando profesionalmente ya habré llegado donde no imaginaba.
G.D.: La brecha entre el deporte masculino y femenino es muy grande en Europa ¿Son muy latentes estas diferencias también en la NCAA?
B.M.: Posiblemente a más nivel profesional puede haber más diferencias, pero no sé si tan exageradas como en Europa. Por lo que yo conozco de las ligas universitarias, no hay mucha diferencia, puedes ver equipos grandes de chicas que llenan pabellones igual que los equipos de chicos, las televisiones retransmiten sus partidos en las mismas condiciones y valoran mucho el deporte femenino. En mi universidad desde luego, no hay ninguna diferencia con los equipos masculinos, tenemos el mismo patrocinador que nos da los mismos materiales, viajamos en las mismas condiciones y en nuestro caso, tenemos muchos más seguidores que los chicos.
G.D.: La decepción por la no convocatoria para el Europeo Sub-20 de Hungría del pasado año ¿te ha servido para trabajar más duro este año?
B.M.: No, de verdad, no lo asumí como una decepción. Me hubiera encantado ir pero entiendo perfectamente que cada entrenador tiene su esquema de juego y sabe que jugadoras pueden encajar en él. Hay muy buenas jugadoras que ni siquiera fueron convocadas, yo tuve la suerte de asistir a la concentración y aprender mucho. En mi casa me han repetido hasta la saciedad, humildad y trabajo y esa máxima, la llevo a rajatabla, siempre trabajo duro.
G.D.: Permitámonos soñar por un momento, ¿anillo de campeona de la WNBA o campeona del mundo con la selección?
B.M.: ¡Ambos! Cuando se trata de ganar, no puedo escoger jajaja.
G.D.: ¿Cuáles son tus objetivos a corto y largo plazo? ¿Tienes un ‘Plan B’ en caso de no poder confirmar tu salto al baloncesto profesional?
B.M.: A corto plazo, acabar mi etapa en Maine, lo que implica finalizar mi carrera universitaria y, como dices, intentar alcanzar el baloncesto profesional. En caso de no llegar, pues ejerceré mi carrera y si es posible, vinculada al deporte.

G.D.: Todos te conocemos como jugadora, pero ¿cómo es Blanca Millán en el ámbito personal?
B.M.: No sé, quizás es mejor que otros te describan en lo personal pero diría que soy muy tímida y esto, a veces, provoca la sensación de que soy borde o distante por eso intento corregirlo, pero me cuesta mucho; competitiva, no me gusta perder a nada, tampoco fuera de la cancha jajaja; inquieta; muy familiar, disfruto mucho con mi familia; cuando algo que me interesa, me dejo la piel y muy exigente conmigo misma, a veces, demasiado.
G.D.: Para finalizar, una pregunta que siempre me gusta hacer. Si pudieras viajar en diez años al pasado ¿qué te dirías a ti misma que pueda servir a todas esas niñas que quieran comenzar en el mundo del baloncesto?
B.M: Lo que me digo cada día, que necesito esforzarme mucho porque mi equipo crecerá si cada una de nosotras aportamos lo máximo que podemos. Que individualmente no soy nada, pero junto a mis compañeras somos fuertes y podemos alcanzar objetivos.