El Real Madrid rompe el sueño de la Supercopa Endesa del Monbus Obradoiro (61-81)

El campeón de Liga y de Europa se impuso al Monbus Obradoiro en la segunda semifinal de la Supercopa Endesa. Los de Pablo Laso hicieron valer su condición de favoritos y eliminaron al debutante, un Monbus Obradoiro espoleado por una afición incansable que exigió al Madrid hasta el descanso y terminó cediendo ante el empuje del bicampeón.

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Ficha Técnica
Monbus Obradoiro 61: Pozas (2), Vasileiadis (15), Simons (5), Llovet (0), Hlinason (4) – quinteto inicial – Sàbat (14), Stephens (6), Brodziansky (2), Obst (2), Spires (4), Navarro (7) y Laksa (-).

Real Madrid Baloncesto 81: Llull (17), Causeur (7), Taylor (8), Randolph (12), Tavares (6) – quinteto inicial – Rudy Fernández (2), Campazzo (4), Reyes (4), Ayón (4), Carroll (5), Deck (10) y Prepelic (2).

Parciales: 12-20, 22-20, 8-28 y 19-13.

Árbitros: Juan Carlos García González, M. A. Pérez Pérez y Rafael Serrano.

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda semifinal de la Supercopa Endesa, disputado en el Multiusos Fontes do Sar ante 5.471 espectadores.

Con Sar vestido de gala y con la afición abarrotando las gradas, el pabellón santiagués fue una auténtica fiesta desde que los jugadores obradoiristas saltaron al parquet al concluir la primera semifinal. Animó la afición durante toda la noche en la puesta de largo del nuevo Monbus Obradoiro.

Volvía Kostas Vasileiadis a su casa y fueron muy ovacionados Nacho Llovet y Pepe Pozas. Los jugadores nuevos, a excepción de Maxime de Zeew, lesionado, dejaron los primeros destellos ante su nueva afición. El alero griego fue el máximo anotador del combinado gallego, con 15 puntos y 16 de valoración. Brillaron también dos veteranos: Albert Sàbat (14 puntos y 15 de valoración) y David Navarro (7 puntos y 17 de valoración) fueron los nombres propios del Monbus Obradoiro.

El Real Madrid cimentó su victoria en un excelente trabajo colectivo (103 de valoración) y una defensa asfixiante. Cuando los blancos apretaron filas en la retaguardia dificultaron las acciones ofensivas del Monbus Obradoiro. Cuatro jugadores superaron los dobles dígitos en valoración: Walter Tavares, Jeff Taylor, Anthony Randolph y Sergio Llull.

Ni la atronadora ovación con la que los aficionados obradoiristas recibieron a su equipo, ni la espectacular interpretación del Miudiño intimidaron al Real Madrid. La puesta en escena de los de Pablo Laso fue impecable. La consigna era clara. Despegarse en el marcador desde el inicio para evitar sustos al final. El entrenador blanco es consciente de cómo se las gasta el Monbus Obradoiro en Sar y quiso tener el partido bien controlado desde el minuto uno.

Cargó mucho el lanzamiento exterior de entrada el campeón liguero, sin fortuna. Un único acierto en los siete primeros intentos. No fue óbice para que el Madrid volase en el marcador, porque los porcentajes cerca del aro fueron soberbios. Atacaron bien la zona los hombres de Laso, especialmente Randolph, con siete tantos sin fallo. La potencia del americano fue incontenible para los santiagueses.

No le perdió la cara al encuentro el Monbus Obradoiro, impulsado al principio por el entusiasmo de Vasileiaidis, fiado después a la porfía interior de los espigados Spires y Hlinason. Sin embargo, los problemas de faltas de Llovet y Brodziansky minaron de entrada a los de Moncho Fernández (12-20).

Pese al intimidador arranque de la escuadra capitalina, el Monbus Obradoiro no se arrugó. Estaban dispuestos a plantarle cara al mejor equipo de Europa y lo demostraron sobre el parquet. Fueron mejores durante el segundo periodo, y se pusieron a rebufo del Madrid en un par de ocasiones. Los fallos en el momento en que el combinado local estaban a tiro de tres impidieron al Monbus Obradoiro voltear el marcador.

Fueron grandes minutos, con el debut de Kendall Stephens, que ingresó en cancha pletórico, con dos triples consecutivos. Creyó el Monbus Obradoiro y creyó Sar. Se echó encima la grada, presionó la afición al Real Madrid mientras que los santiagueses recortaban a marchas forzadas la desventaja.

Cuando más apurados se vieron los de Laso, apretaron en defensa, corrieron al contragolpe e hicieron daño al Monbus Obradoiro en las transiciones. Campazzo se lanzó con todo contra la defensa gallega, Felipe Reyes gobernó en la pintura y Taylor castigó a los gallegos desde la esquina.

Pero el arreón madridista no dejó en la estocada a los obradoiristas. Los locales supieron rehacerse, con un gran Sàbat (8 puntos en el segundo cuarto) ejerciendo de jefe de operaciones. El Monbus Obradoiro apretó el marcador justo antes del descanso (34-40).

Al volver de vestuarios el Madrid sentenció la contienda. Las manos y las ayudas en defensa se multiplicaron, y a los santiagueses les costó mucho encontrar vías de anotación. Solo desde el tiro libre pudo respirar el cuadro local.

Mientras, el Real Madrid incrementaba sus porcentajes en tiros de dos. Los blancos, muy integrados, acoplaron bien a sus nuevas piezas: Klemen Prepelic y Gabriel Deck. No tuvo su mejor noche el escolta, pero el joven alero del Madrid derrochó talento y potencia física. Sólido en defensa, le sobró desparpajo para correr al contragolpe e ir con todo contra el aro gallego. Concluyó la contienda con ocho puntos (42-68).

Pese a la abultada desventaja, el Monbus Obradoiro se negó a renunciar al partido. Ni siquiera cuando estaban treinta abajo los santiagueses arrojaron la toalla. Se sacudieron la presión y demostraron destellos de calidad, pese a que quedan detalles por asimilar. En un abrir y cerrar de ojos le endosaron un 11-0 de parcial al Madrid que desquició a Laso. El técnico del Madrid gastó sus tiempos muertos para evitar que la reacción obradoirs¡ista acabase por ser incontenible.

Al Monbus Obradoiro se le acabó la gasolina y cedió definitivamente cuando cayó en combate Pepe Pozas. El capitán pisó mal y se retiró cojeando al banquillo, con molestias en su tobillo.

Fue entonces cuando recuperó protagonismo la afición. Los seguidores obradoiristas se dejaron sus gargantas y reconocieron el esfuerzo a los jugadores del Monbus Obradoiro. Fue un mensaje para recordar a los veteranos y a los nuevos que siempre estarán a su lado. Y para dar ánimos de cara al estreno liguero de los de Moncho Fernández el próximo sábado contra el San Pablo Burgos (Sábado, 20:30).

Antes, en la previa de la final que enfrentará al Real Madrid y al Kirolbet Baskonia, Kostas Vasileiadis buscará encumbrarse como rey del triple en el Concurso de Triples El Corte Inglés (18:15).

Íñigo Caínzos – Obradoiro CAB